jueves, 9 de febrero de 2012

- De verdad, Edward, no te sigo - me recorrió un escalofrío al pronunciar su nombre; odié la sensación-. Creía que no querías ser amigo mío. 
- Dije que seria mejor que no lo fuéramos, no que no lo deseara.
- Vaya, gracias, eso lo aclara todo - le repliqué con feroz sarcasmo.
Me di cuenta que había dejado de andar otra vez. Ahora estábamos al abrigo del tejado de la cafetería, por lo que podría contemplarle el rostro con mayor comodidad, lo cual, desde luego, no me ayudaba a aclarar mis ideas. 
- Seria mas.. prudente para ti que no fueras mi amiga - explico-, pero me he cansado de alejarme de ti, Bella. 
Sus ojos eran una intencidad deliciosa cuando pronuncio con voz seductora aquella ultima frase. Me olvide hasta de respirar. 
- ¿Me acompañaras a Seattle?- Pregunto con vos todavía veheme.
Aun era incapaz de hablar, por lo que solo asentí con la cabeza. Sonrió levemente y luego su rostro se volvió serio. 
- Deberías alejarte de mi, de veras - me previno-. Te veré en clase. 

Crepúsculo

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